¡Hay un machista ̶h̶a̶c̶i̶én̶d̶o̶m̶e̶ ̶l̶a̶ ̶s̶o̶p̶a̶ en mi sopa!
Sobre los meta y micromachismos en la izquierda.
!En la calle el Che, en la casa Pinochet!
Cuando decimos que el feminismo salva vidas, ponemos el acento en el hecho de que el feminismo es un factor de liberación, autointerpelación y empoderamiento, y por supuesto, nos ha otorgado la experiencia y una mayor sensibilidad para identificar las diversas expresiones de machismo que se presentan en todos los espacios donde las mujeres nos desarrollamos.
Nos asumimos feministas en tanto comenzamos a cuestionar el rol que se nos ha designado en la sociedad por el hecho de ser mujeres, cuando empezamos a rechazar nuestra posición en el sistema de producción como procreadoras de nuevos individuos/as porque queremos reemplazar la maternidad por el rol político designado inicialmente a los hombres cisgéneros.
Y cuando gritamos al unísono que lo personal es político nos referimos a que es urgente e importante que las trincheras de la política transciendan al debate público y sean parte también de lo privado, y con privado queremos decir que tenemos que hacer de la política un espacio de disputa en nuestras organizaciones, en torno a los sentires, nuestros cuerpos como territorios de liberación, las relaciones afectivas, las relaciones de horizontalidad entre compañeres y la hilación entre lo discursivo y la práctica ideológica porque sí, las diversas opresiones, el machismo, el sexismo, la homolesbotransbifobia y heteronormatividad también las han contaminado.
Ahora bien, se supone que una de las zonas “casi” liberadas del machismo y espacios perfectos para fortalecer al movimiento feminista son las organizaciones de izquierda, ya que es la izquierda la que ofrece un horizonte de justicia, equidad y lucha contra toda forma de opresión hacia las mujeres, la comunidad LGTBIQ y demás poblaciones en situación de vulnerabilidad. Por ello, es más impactante cuando la violencia del patriarcado proviene de aquellos compañeros y compañeras de izquierda y más de aquellos que se autodenominan feministas.
Es inevitable no negar que en algún momentos hemos sido víctimas del machismo sistemático expresado en matices y grados que van desde la violencia física, atravesadas por la dominación, autoritarismo y opresión, hasta el sarcasmo del machismo de baja intensidad denominado micromachismo. Estas violencias, sean de cualquier tipo, no deben ser calladas, deben ser interpeladas y deben ser rechazadas de forma institucional en las organizaciones políticas.
Esta idea de que el feminismo convive amigablemente con la izquierda se desmorona poco a poco, ya es imposible eximir al compañero de izquierda de no cuestionar sus privilegios por el hecho de asumir un rol político por antonomasia por ser un hombre heteronormado, y hay mucha razón cuando dicen que:
“Es curioso ver cómo muchas personas creen que por el mero hecho de ser de izquierdas son inmunes a reproducir estas conductas patriarcales, creyendo así que se salvan de ser cuestionados y por tanto de ser algo contra lo que luchan. Debe ser curioso creer que eres el bueno por estar en un lado y de pronto descubrir que eres igual que tu mayor enemigo”.
Por eso pediría a mis compañeros de izquierda que no utilicen al feminismo para parecer políticamente correctos, no queremos que el feminismo sea trastocado y utilizado por individuos que no pueden cuestionar sus privilegios en casa, en su organización y en las relaciones con sus pares, no los necesitamos, no necesitamos que nos acompañen a nuestras movilizaciones y luchas para luego buscar reconocimiento y aceptación dentro de los espacios feministas, no queremos pseudofeministas que nos vendan cuentos de equidad, respeto y "sororidad" cuando a la vuelta de la esquina y en sus camas violentan, subordinan y paternalizan a sus compañeras y compañeres, y no pueden alejarse del trato opresor y dominante que dicen no tener al llamarse a sí mismos feministas.
Y no compañeros revolucionarios, no nos hacen el favor cediéndonos espacios en la organización creyendo que es un aporte a la cuota de género y paridad, no pues, no es eso, estamos aquí porque nuestra representación nos la ganamos con la chamba, es nuestro derecho en igualdad de condiciones y capacidades, porque como feministas disputamos día a día en nuestras organizaciones.
Muy pronto el feminismo "contaminará" a esa izquierda machista, patriarcal y hegemónica que solo nos ve desde la otredad.