#ElPerúQueQueremos

ilustracion: Javitxuela , extraído de: www.proyecto-kahlo.com/2014/04/no-puedo-ser-machista-soy-de-izquierdas/

¡Hay un machista  ̶h̶a̶c̶i̶én̶d̶o̶m̶e̶ ̶l̶a̶ ̶s̶o̶p̶a̶  en mi sopa!

Sobre los meta y micromachismos en la izquierda.

!En la calle el Che, en la casa Pinochet!

-Angela Vilca-

Publicado: 2015-08-18

Cuando decimos que el feminismo salva vidas, ponemos el acento en el hecho de que el feminismo es un factor de liberación, autointerpelación y empoderamiento, y por supuesto, nos ha otorgado la experiencia y una mayor sensibilidad para identificar las diversas expresiones de machismo que se presentan en todos los espacios donde las mujeres nos desarrollamos.

Nos asumimos feministas en tanto comenzamos a cuestionar el rol que se nos ha designado en la sociedad por el hecho de ser mujeres, cuando empezamos a rechazar nuestra posición en el sistema de producción como procreadoras de nuevos individuos/as porque queremos reemplazar la maternidad por el rol político designado inicialmente a los hombres cisgéneros.

Y cuando gritamos al unísono que lo personal es político nos referimos a que es urgente e importante que las trincheras de la política transciendan al debate público y sean parte también de lo privado, y con privado queremos decir que tenemos que hacer de la política un espacio de disputa en nuestras organizaciones, en torno a los sentires, nuestros cuerpos como territorios de liberación, las relaciones afectivas, las relaciones de horizontalidad entre compañeres y la hilación entre lo discursivo y la práctica ideológica porque sí, las diversas opresiones, el machismo, el sexismo, la homolesbotransbifobia y heteronormatividad también las han contaminado. 

Ahora bien, se supone que una de las zonas “casi” liberadas del machismo y espacios perfectos para fortalecer al movimiento feminista son las organizaciones de izquierda, ya que es la izquierda la que ofrece un horizonte de justicia, equidad y lucha contra toda forma de opresión hacia las mujeres, la comunidad LGTBIQ y demás poblaciones en situación de vulnerabilidad. Por ello, es más impactante cuando la violencia del patriarcado proviene de aquellos compañeros y compañeras de izquierda y más de aquellos que se autodenominan feministas.

Es inevitable no negar que en algún momentos hemos sido víctimas del machismo sistemático expresado en matices y grados que van desde la violencia física, atravesadas por la dominación, autoritarismo y opresión, hasta el sarcasmo del machismo de baja intensidad denominado micromachismo. Estas violencias, sean de cualquier tipo, no deben ser calladas, deben ser interpeladas y deben ser rechazadas de forma institucional en las organizaciones políticas.

Esta idea de que el feminismo convive amigablemente con la izquierda se desmorona poco a poco, ya es imposible eximir al compañero de izquierda de no cuestionar sus privilegios por el hecho de asumir un rol político por antonomasia por ser un hombre heteronormado, y hay mucha razón cuando dicen que:

 “Es curioso ver cómo muchas personas creen que por el mero hecho de ser de izquierdas son inmunes a reproducir estas conductas patriarcales, creyendo así que se salvan de ser cuestionados y por tanto de ser algo contra lo que luchan. Debe ser curioso creer que eres el bueno por estar en un lado y de pronto descubrir que eres igual que tu mayor enemigo”.

 Por eso pediría a mis compañeros de izquierda que no utilicen al feminismo para parecer políticamente correctos, no queremos que el feminismo sea trastocado y utilizado por individuos que no pueden cuestionar sus privilegios en casa, en su organización y en las relaciones con sus pares, no los necesitamos, no necesitamos que nos acompañen a nuestras movilizaciones y luchas para luego buscar reconocimiento y aceptación dentro de los espacios feministas, no queremos pseudofeministas que nos vendan cuentos de equidad, respeto y "sororidad" cuando a la vuelta de la esquina y en sus camas violentan, subordinan y paternalizan a sus compañeras y compañeres, y no pueden alejarse del trato opresor y dominante que dicen no tener al llamarse a sí mismos feministas.

Y no compañeros revolucionarios, no nos hacen el favor cediéndonos espacios en la organización creyendo que es un aporte a la cuota de género y  paridad, no pues, no es eso, estamos aquí porque nuestra representación nos la ganamos con la chamba, es nuestro derecho en igualdad de condiciones y capacidades, porque como feministas disputamos día a día en nuestras organizaciones.

Muy pronto el feminismo "contaminará" a esa izquierda machista, patriarcal y hegemónica que solo nos ve desde la otredad.





Escrito por

Angela Vilca

Historiadora, aspirante a antropóloga. Peruana en Quito. Me gusta el pan con palta.


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¡Hay un machista en mi sopa!

Espacio lesbofeminista. Inicios de revolución e interpelación.